Típica postura defensiva, basada en miedo e inseguridad. Orejas hacia detrás, cuerpo que intenta hacerse pequeño o postura retraida, mirada no fija con intentos de desviarla, tensión y rigidez en la comisura de los labios.
Esta postura es muy típica a la llegada de perros a una protectora, pero con paciencia y confianza el comportamiento cambia en muy poco tiempo.
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